Dumka, Antonin Dvorak 1841/1904
Vysoka, 18 de septiembre de 1887.
Al sur de Praga, en la villa de Vysoka, está amaneciendo. Como cada madrugada, Dvorak cruza el terreno que rodea su casa de verano para tomar el camino que lleva a Trebsko. Camina despacio, abstraído en su música se dirige a la pequeña iglesia donde asiste a la misa de maitines para acompañar al órgano el canto de los feligreses.
Concluido el oficio matinal regresa a casa. Desayuna en silencio junto a Anna su esposa, mientras pluma en mano, se entrena en la composición con un nuevo “sujeto de fuga”. Hoy su mente está inquieta, hace dos meses revisando sus archivos encontró una partitura de juventud, un Quinteto con piano, una obra fallida que desea remodelar. Pero el verano termina, se aproxima el retorno a Praga con toda la familia y el trabajo está sin comenzar.
En su estudio abuhardillado, Antonin ha pasado cuatro días de intensa dedicación a la composición. Terminado el Allegro ma non tanto, ya imagina el segundo movimiento de su nuevo Quinteto con piano, que será el op. 81. Por la tarde, pasea en torno al lago detrás de su casa. Embriagado de aromas que escapan del suelo húmedo y vegetal a la sombra de los sauces, canta en silencio las esencias musicales eslavas de la Dumka, una danza de melodía elegíaca, grave y melancólica, alternada con pasajes rítmicos que Dvorak transforma en un bellísimo rondó…
Ignacio Botella Ausina