La meditación de Stradivarius
El joven Benedetto corta y talla la madera en el taller del viejo maestro Antonio Stradivarius. Cuando era un niño se encaramaba al cristal desde la calle hechizado ante los instrumentos. Un día el Maestro le invitó a pasar transformando su vida para siempre.
Al traspasar cada día la puerta del taller, Benedetto entra en un espacio y un tiempo distintos, donde el orden encierra un misterio que con los años va entendiendo y asumiendo.
Para construir un violín, el Maestro tiene un ritual. Pasa las tardes en el secadero golpeando con sus dedos las piezas de madera hasta encontrar la adecuada. Cuando la descubre, la coloca al fondo del taller y la observa en silencio, sin moverse durante días enteros.
Una tarde Benedetto le preguntó sobre esta costumbre a lo que el Maestro le contestó:
Observo la madera hasta que dejo de verla. Penetro en su color, en su textura…, recorriendo sus vetas encuentro el paso a su interior y soy uno con ella. Entre átomos vibrantes donde todo es homogéneo, me encuentro con el instrumento inmóvil, dormido en seno materno.
Su peso y sus medidas, su puente y su diapasón son matemáticamente exactos. Entre el fondo y la tapa se me descubre el lugar perfecto donde ubicaré el alma. Allí se producirá la sutil tensión lateral, la fuerza que le dará movimiento interior en un constante equilibrio dinámico que comienza y termina en sí mismo para volver a comenzar… Lo oigo sonar, le invito a vivir y espero el permiso del espíritu del bosque que durante años lo vio crecer.
Ignacio Botella Ausina